suponemos entre 100 y 200 mil pesos, porque unas placas de esta capital fluctúan hasta en los 250 mil pesos. Era un negocio cuya justificación era el apoyo al partido en el gobierno. En ese momento se les deshizo pero no está muerto, en cualquier momento reaparece. Llama la atención que tanto esta columna, como La Unión de Morelos, evidenciaron la venta de permisos apócrifos, clonados, a cinco mil pesos por seis meses o por mil pesos mensuales, según el caso. Aparecieron nombres de subdirectores y jefes de área, y nunca pasó nada. Francisco Alva Meraz sigue ahí, tranquilo, sabiendo que está anotado en los primeros lugares de los que sucedan en el gobierno, aun de su partido, porque esa tarea ha sido escandalosamente corrupta. El silencio se ha apoderado de la Dirección del Transporte, pero solo en apariencia.
A la de a Fuerzas
Concesionarios de la ruta Interescolar y algunas otras, se quejaban anteayer del abuso por parte de la Dirección del Transporte, que les dio la orden de poner sus unidades en Xochitepec y Alpuyeca, para el traslado de asistentes a los eventos de la candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota.
Estas cosas no son nuevas, pero normalmente les entregan vales de gasolina y más o menos el monto de la cuenta diaria. Esta vez corría a cuenta de los concesionarios, no hay pago para choferes y nos parece que por ahí, otra vez, los ratones del transporte hacen de la suya, ahora pegando en dos bandas: en los de las campañas y en el bolsillo de los concesionarios y choferes. En una palabra: si hubo dinero no caminó de las oficinas de Alva Meraz. Voraces sin remedio. Hay que cuidarlos de cerca, lo deben hacer los del PRD, del PRI, todos ellos, incluso del mismo PAN –al que le pican los ojos—porque esta oficina ha hecho a sus anchas, sin que nadie se mueva o sea llamado a cuentas.
Las miradas de todos llevan al secretario de Gobierno, Oscar Sergio Hernández Benítez, el que dicen, tiene en esa área “la caja chica” y a Pancho Alva como su testaferro personal.
“Solo tú y yo…”
La pelea es solo entre dos, dice Graco: él y Amado Orihuela Trejo del PRI. Adrián Rivera no está en sus planes. Hábil el buen Graco, preparando el terreno del debate donde piensa aplastar a sus adversarios, porque ha tenido en su larga carrera muchos de estos, y siempre desde la parte débil, como opositor. Tenemos presente a Graco reuniéndose con Liébano Sáenz, secretario particular del presidente Ernesto Zedillo, y con Francisco Labastida Ochoa, secretario de Gobernación, negociando la salida de Jorge Carrillo Olea. Él lo anunció, en corto, entrelineado, en una transmisión del programa “Mesa de redacción” que conducía el famoso “Estropajo” Víctor Hugo Bolaños, y tenía prácticamente de patiños hasta cierto punto equilibradores a Paco Guerrero Garro y un servidor. Fue en la Fonda La Güera, un 10 de mayo de1998. “Ora si ya se cayó el general”, comentó Graco con su estilo personal que hoy no le quedaría. Hoy es el Graco de propuestas y queda la duda. En un debate con Graco, en tercero o cuarto lugar, es el favorito, pero en este donde se autoproclama como uno de los dos entre el que será gobernador, a lo mejor hay sorpresas. Y no hablamos de ocurrencias como las que dejamos asentadas ayer aquí, de Julio Yáñez, cuya visión de la política es de negocio familiar corporativo, según lo que se ha visto en estos casi tres años. No, porque quien actúe con sensatez, diga y acepte la realidad, ese va a sumar uno que otro punto porque, hay que decirlo, el debate no es definitivo, se trata de un acto importante, conjunto, de las campañas, pero no de la última palabra del electorado, muchos que ni siquiera lo van a ver –una tremenda mayoría—y otros que también han decidido su voto por el partido. Los candidatos, en parte, es lo menos vital. Van a ver.
Mientras, Adrián tiene que hacer algo de acuerdo a la opinión de un político experimentado, como es Graco. Al tabasqueño hay que calificarlo como es, en este momento su principal lucha es consigo mismo para que los demás lo vean como él trata de verse: es propositivo, comprometido, ya no exige salidas de funcionarios, ya no marcha al frente por las calles, acciones que hicieron al Graco, que una parte de los morelenses conocen. La otra, tremenda mayoría, le vale queso los candidatos. ¿O no?