“Si quieres que otros te respeten,
lo mejor es respetarte a ti mismo.
Sólo así, sólo por el autorrespeto
obligarás a otros a respetarte.”
Anónimo.
Todos y todas somos iguales, y al mismo tiempo, somos diferentes. Podemos vivir en la misma comunidad, en el mismo pueblo, y aun cuando coincidimos en muchas cosas, somos diferentes, y, en algunos casos, somos divergentes en otras tantas.
Recuerdo que en la primaria conocí a una niña que era muy diferente a las otras niñas. Le gustaba tener el pelo corto y se comportaba como un niño. Desafortunadamente no encajaba en el mundo de los varones, y en el caso de las niñas, no la aceptaban en su grupo.
Y así como ella, recuerdo a un amigo muy querido que era un gran dibujante. Extraordinario en verdad. Para mis ojos infantiles, lo que él hacía era increíblemente maravilloso. Lo imaginaba en el futuro como un gran pintor. Cómo me hubiera gustado tener ese talento. Sin embargo, la maestra siempre le hablaba a su mamá para decirle que no ponía atención en la clase y que siempre se la pasaba perdiendo el tiempo con sus “dibujitos”.
Fuimos una generación obediente. Nos enseñaron a respetar a nuestros mayores, a ser corteses, a no ser “respondones”. A aceptar todo lo que un adulto nos dijera. Y, como consecuencia, también nos enseñaron a ser sumisos.
Por otro lado, también nos enseñaron a no dejarnos. Tuvimos que enfrentarnos a los que nos molestaban bajo la premisa de que si no nos defendíamos, al llegar a casa también nos la veríamos con el castigo de nuestros padres.
Las cosas fueron cambiando con el tiempo. Ahora se han reivindicado los derechos de los grupos vulnerables, se reconocen los derechos de las mujeres, de los niños y niñas, de las y los indígenas. Y, qué bueno, porque ya nos hacía falta. Pero ahora tenemos que tener cuidado en cómo nos referimos a esos grupos vulnerables sea de manera oral o escrita, porque de lo contrario, lo dicho o lo escrito sonaría como una ofensa. Nos hemos convertido en una sociedad poco tolerante, y al mismo tiempo, nos hemos convertido en una sociedad irrespetuosa.
Ricardo Moreno, docente español, dice “nuestro sistema educativo se basa en el engaño. Porque nunca habla ni del esfuerzo, ni del trabajo ni del conocimiento. Lo envuelven destrezas, espíritu crítico, creatividad. Pero el espíritu crítico sin conocimiento es charlatanería. Un fanático es un ignorante lleno de espíritu crítico. No hay obra de arte que no tenga muchas horas de estudio y de conocimiento. Y al conocimiento se llega con el esfuerzo y con el ejercicio de la memoria, tan denostada hoy. Nuestro sistema engaña y es un engaño que cala enseguida porque si a los niños les dices que lo importante es estar motivado, es estar contento, es ser felices, se lo cree”…
Tenemos que entender que no siempre la motivación o la felicidad son las características que tenemos que tener siempre para realizar nuestras actividades. Dice el Profe Moreno que le ha preguntado a alguna de sus estudiantes si siempre encuentra comida al llegar a casa. La respuesta fue que su madre siempre prepara la comida. Y el profe revira: “siempre o nada más prepara comida cuando está motivada”. Y la respuesta fue: “Siempre. Todos los días hay comida”. Bueno, entonces tienes que hacer las tareas, estés motivada o no. Todos tenemos unas obligaciones que hay que hacer, estemos motivados o no.
Estos son momentos difíciles porque estamos viviendo en tiempos de confusión puesto que los paradigmas cambian. Nada es eterno todo cambia, pero hay cosas que tenemos que conservar y reforzar, por ejemplo. Hay que darle el valor a lo que significa la palabra “esfuerzo”. Tenemos que regresar a lo que significa a palabra “disciplina”. Tenemos que formarnos en el tema de valores.
Todo es muy ligero y fácil ahora. Antes creíamos a pie juntillas lo que nos decían los maestros, los adultos. Y sin embargo ahora, en lo que estoy conversando con mis hijos o con gente más joven, me doy cuenta que le preguntan a “San Google” para confirmar si lo que estoy diciendo es verdad o no. Las nuevas generaciones pueden cuestionar todo. Eso me gusta. Me fascina, el problema es que no realizan una actividad de investigación. Sólo escriben la pregunta en el buscador y ya está.
Y con todo esto, me pregunto muchas cosas. Por ejemplo, si la violencia que vivimos actualmente es consecuencia de todo lo que vivimos en el pasado. Y me respondo: cuando no teníamos nada sólo había de dos sopas, o me quedaba como estaba y me aguantaba o me volvía una persona resiliente que buscaba formas para salir adelante. Y me vuelvo a preguntar, por ejemplo, en el caso del reconocimiento y reivindicación de los derechos de la mujer, si a fuerza se tienen que manifestar con violencia como lo hacen. Y vuelvo a responderme- Ya existieron mujeres que lucharon por ese reconocimiento. Lo lograron. Este es el momento de actuar en consecuencia de manera positiva.
Me parece que estamos viviendo en un círculo vicioso en el que la falta de respeto hacia los demás es una constante. Los estudiantes contra los maestros, las mujeres contra los hombres, estamos cuestionando todo, lo cual es bueno, pero todo lo tenemos que hacer con las bases del respeto, la solidaridad y la empatía. Practiquemos el autorrespeto en principio. A partir de ahí, seguramente aprenderemos a respetarnos todas y todos.