"If you wanna go fast, travel alone.
If you wanna go far, travel together”.
Proverbio africano
Me comprometí la semana pasada a seguir escribiendo sobre los fenómenos a los que nos vamos a enfrentar en el futuro, pues pensé que los temas tratados en la columna pasada lo merecían. Recibí muchísimos comentarios. Muchos de ellos hablan del temor al futuro. A los que les sucederá a las nuevas generaciones si no prevemos y colaboramos juntos para tener un mejor porvenir. Esa era mi pretensión, sin embargo, el viernes pasado, 29 de octubre, estuve como invitado al I Foro Internacional de Educación para la Paz Sudamérica 2021, organizado por el Voluntariado de Educación para la Paz con el apoyo de la Dirección General de Responsabilidad Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú.
Agradezco a Willow Baker, directora del Programa de Educación para la Paz de la Fundación Prem Rawat por la recomendación y a Carmen Espinoza, Representante del Voluntariado de Educación para la Paz por la invitación a este evento.
Los temas tratados fueron de trascendencia. Por eso hoy lo abordo para contarles y proponerles.
En reunión previa vía Zoom, conversé con Willow sobre los temas a tratar. Ahí aprendí el proverbio que encabeza esta columna de hoy, y que significa lo siguiente: “Si quieres llegar rápido, viaja solo. Si quieres llegar lejos, viaja acompañado”. Esto fue lo que realmente me preocupó.
Hay muchos países en América del sur que se están organizando y emplean estrategias para involucrarse en el tema de la educación para la paz con iniciativas en las que apoya el gobierno.
Es de fundamental importancia que no sólo la sociedad organizada trabaje en este tema tan necesario.
También es esencial que desde los gobiernos municipales hasta el gobierno central se involucren en la implementación de estrategias para lograr una cultura de paz.
Según la definición de las Naciones Unidas (1998, Resolución A/52/13), la cultura de paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones.
Se identifican ocho ámbitos que proponen: Promover una cultura de paz por medio de la educación, promover el desarrollo económico y social sostenible, promover el respeto de todos los derechos humanos, garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, promover la participación democrática, promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad; apoyar la comunicación participativa y la libre circulación de información y conocimientos; y promover la paz y la seguridad internacionales.
Si observan, estas propuestas fueron hechas desde 1998, y nosotros, en México, seguimos viviendo en una cultura de violencia que cada vez se incrementa más. cada día hay más violencia en la familia, en la escuela en la sociedad en general, se intensifican los asaltos violentos, hay desconfianza en los cuerpos que deben cuidar a la ciudadanía, sigue existiendo una gran corrupción en muchas instituciones gubernamentales más lo que tú, querido lector/a quieras agregar a la lista.
No crítico los esfuerzos que hacen las instituciones privadas porque, obvio, hacen lo que se puede y aunque se logre poco, si el mensaje llega, aunque sea a una sola persona, ese mensaje le llegará a su familia, a sus amigos, en su trabajo. Pero sería mucho mejor que gobiernos y este tipo de instituciones hicieran un trabajo conjunto. Que se desarrollaran políticas públicas para llevar la enseñanza de la cultura de paz desde las escuelas, las familias, los centros de trabajo y a la sociedad en general.
Estoy seguro que los resultados se verían en poco tiempo.
La Fundación Internacional Prem Rawat tiene un programa de educación para la paz que ha dado resultados en la vida de los reclusos de muchos centros de detención en varios países del mundo. Toda esta información se puede confirmar en las redes, y también ayuda a la sociedad en general.
Pero aún con todo eso, considero que hay que empezar por lo más básico que es creer en uno mismo. Mi tema fue el de “la resiliencia como camino para lograr una cultura de paz.”
La resiliencia tiene varias definiciones. Esta es la que me gusta más: Es la capacidad para superar las dificultades y reveses de la vida, sin quedarse atrapado en el sufrimiento y el dolor, y salir fuerte y airoso de esa vivencia. Porque muchas personas pueden sobreponerse y salir adelante, pero en el camino que andan seguirán caminando cargando a cuestas todo lo que les hizo daño desde la infancia y lo seguirán transmitiendo a los que vienen detrás de ellas. Es importante entender que ser resiliente no significa no tener estrés o no sufrir ante algo negativo; eso es algo normal. La vida no es blanca totalmente. Hay claroscuros.
Para disfrutar la felicidad tenemos que atravesar por caminos y situaciones difíciles.
Ser resiliente es más bien ser capaz de afrontar situaciones complejas, aceptando las emociones negativas que provocan, pero siendo emocionalmente inteligentes para crecer a partir de ellas en lugar de que nos «rompan».
En mi ponencia mencioné que en nuestros países latinoamericanos padecemos de la misma enfermedad, es decir, lo que mencioné líneas más arriba.
Mi propuesta es empezar con el trabajo de desarrollar la resiliencia al tiempo que comenzamos a trabajar desde las escuelas de educación básica hasta los grados universitarios a educar con la visión de la cultura de paz para comenzar a entendernos, a ser empáticos, a aprender que hay otras formas de solucionar nuestros conflictos.
Lo que ahora necesitamos es ponernos de acuerdo con los gobiernos entrantes para comenzar esta nueva tarea que nos llevará a vivir de mejores maneras.
Y con respecto a los temas que quedaron pendientes, confíen en que los iré tratando poco a poco.