"La Navidad agita una varita mágica
sobre el mundo, y por eso,
todo es más suave y más hermoso”.
Norman Vincent Peale
En mi muy personal opinión, es maravilloso celebrar la Navidad. Primero porque nos recuerda la llegada de un pequeñito llamado Jesús que nos vino a dar varios mensajes para conducir nuestra vida y para reconocer que vino, también, para redimir nuestros pecados. Y, obviamente para tenerlo siempre presente en nuestras vidas conduciéndonos de una mejor manera para vivir en paz, concordia, paz y armonía. Considero que, si no existiera, por lo menos, ese día especial en que se nos recuerda todo lo positivo, empático, amoroso y armónico que el mundo puede ser, siempre estaríamos en un conflicto cada vez mayor.
La Navidad, el nacimiento de Cristo, es una fiesta edificante, y aunque Graham Green lo definiera así: “pienso que la Navidad es una fiesta necesaria; necesitamos un aniversario durante el cual podamos lamentar todas las imperfecciones de nuestras relaciones humanas. Es la fiesta del fracaso, triste pero consoladora”, yo la veo como una oportunidad más de enmendar las cosas equivocadas que hemos hecho. Es una oportunidad para manifestar nuestro amor por la vida, y por todos los seres vivos, dejar a un lado la envidia, la amargura, la desesperanza, el odio y el pesimismo que nos causa la vida diaria, las malas noticias en los medios de comunicación, nuestras relaciones personales con nuestros familiares, los compañeros de trabajo, de la escuela, de la comunidad y los encuentros fortuitos a los que nos enfrentamos como automovilistas lunáticos, personas raras en las calles, los asaltos y los robos, la violencia en las calles, más lo que desees incluir.
Creo que es esta temporada del año en que nos vemos impelidos por una fuerza hermosa, una energía maravillosa, para ser buenos. Para estar bien con todos los demás. Para amarlos más. Y, en mi caso, quisiera que todos esos sentimientos permanecieran todo el año. Pero parece imposible por esta condición tan humana que tenemos.
El espíritu de la Navidad debería estar presente todo el año. Se me ocurre que habría que proponer una iniciativa de ley para que los sentimientos positivos que afloran en la Navidad fueran obligatorios en todas las actividades humanas. Que la felicidad, la empatía, la alegría, la solidaridad, el amor, el cuidado y ayuda a los necesitados; el respeto, la ilusión y la sorpresa, dichas medidas, enunciativas mas no limitativas, fueran los elementos sine qua non para conducir nuestras vidas en todas las acciones diarias.
Y si esto no fuera posible, por lo menos, habría que hacer lo propuesto por Harlan Miller que decía: “Ojalá pudiésemos meter el espíritu de Navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año.”
De esta manera, podríamos tomar ese espíritu y frotarnos el alma cada vez que lo necesitáramos para vivir en amor, concordia, paz y armonía.
Hay que ponernos lo mejor que tengamos para compartirlo con los demás en estos tiempos. Y si crees que no tienes nada que ponerte, ponte feliz. Es la único que necesitas para transmitir el amor a los demás. Sonríe y sé amable. Empático. Necesitamos algo para amar. Por eso, sé amable. Que para mí significa “algo que se puede amar”. Como “lavable”, o “mediable”, o “legislable”.
De aquí en adelante trataré de ser “amable” con todas las personas que se atraviesen en mi camino.
Y en cuanto a proyectos, nunca he cumplido al 100% lo que me propongo para mis proyectos de nuevo año, lo reconozco. Por eso, lo que hago ahora es proyectar, pero ahora lo hago con objetivos pequeños y medibles a corto plazo. Pequeñas cosas que me hagan feliz.
Y, por último, pero no por eso menos importante, demos gracias por lo que tenemos, y dejemos de quejarnos por lo que no tenemos. Tenemos vida. Hasta ahora hemos sido sobrevivientes de esta pandemia que vivimos. Con más razón hay que darnos con mucho amor.
Recordemos que el espíritu de la Navidad se manifiesta en cada acción que realizamos. Como ejemplo, repito esta lista de acciones que vi en las redes: Cada vez que dos personas se entienden y se perdonan, es Navidad. Cada vez que muestras paciencia, es Navidad. Cada vez que ayudas a una persona, es Navidad. Cada vez que alguien decide ser honesto en todo lo que hace, es Navidad. Cada vez que nace un niño, es Navidad. Cada vez que se respeta y se auxilia a un anciano, es Navidad. Cada vez que dos personas se aman con un amor limpio, profundo y sincero, es Navidad. Cada vez que miras a alguien con los ojos del corazón, sin juicios o críticas, es Navidad. Cada vez que alguien socorre y devuelve dignidad a un animalito, es Navidad. Cada vez que vas a dividir el pan de tu mesa, es Navidad. Cada vez que se demuestra amor al prójimo, es Navidad. Cada vez que haces un cambio íntimo y buscas dar contenido nuevo a tu vida, es Navidad.
¡Felices fiestas y que todos tus proyectos se cristalicen! Deseo que el espíritu navideño lo conserves y lo apliques por los próximos 365 días. Nada más. si lo haces, estarás sembrando la semilla del amor en toda la gente a tu alrededor, y al final del año recogerás una buena cosecha.
¡Feliz 2022!
¡Qué la magia siempre te acompañe!