Para mi sorpresa, descubrí que allá la recolección de basura doméstica por los municipios ha sido simplificada. Hace unos años manejaban un sistema muy complicado de colección de diferentes tipos de basura en distintos días de la semana. Aun para una persona inteligente el sistema resultaba difícil de poner en práctica y para la mayoría de la gente era francamente una pesadilla. Por supuesto la separación de los desechos sigue siendo clave, pero ahora a cada colonia le toca un solo día de la semana para la recolección; sólo es cuestión de recordar que cada 15 días se puede entregar la basura del jardín. Además, cada casero es ahora dueño de un compostero y es obligatorio tirar la basura orgánica generada por la preparación de las comidas al contenedor verde. Suena, y es, excelente. El único problema es que estoy hablando sólo del municipio donde vive mi madre, ya que no es un sistema practicado en cada municipio. Todos tienen sus propias teorías y sistemas, algunos mejores que otros. Pero por lo menos ya existe una práctica adoptada y una costumbre desarrollada por la mayoría de los británicos en cuanto a la separación, el reciclaje y la composta.
La gran diferencia entre México y Gran Bretaña tiene que ver con la responsabilidad y la conciencia ecológica: en México es un tema adoptado y tratado por el individuo (apoyado hasta cierto grado por los municipios), mientras que en Gran Bretaña se trata de la conciencia colectiva promovida a través del gobierno. Hay ventajas y desventajas en los dos casos: aquí no esperamos las iniciativas del gobierno local como en Inglaterra; más bien actuamos según nuestras creencias y costumbres y tratamos de compartir nuestro conocimiento con nuestros hijos, amigos, familiares, escuelas, instituciones, etcétera, lo que está dando muy buen resultado.
Acostumbrada a cómo hacemos las cosas en México, me encontré haciendo algo que me dolió hasta el alma cuando estuve de visita en la casa de unos amigos: tiré basura orgánica al bote de la basura, mezclándola con papel, plástico y quién sabe cuántas cosas más. Me sentí terrible pero cuando les reclamé a mis amigos me dijeron pues, ni modo, no tenemos otro lugar donde echarla. Claro, no quise discutir con ellos, pero les dije que siempre existe una alternativa y que por supuesto tener una composta es la cosa más fácil del mundo. Finalmente me di cuenta que si el municipio de ese pueblo no exigía el depósito de basura orgánica en una composta poca gente lo haría. Entonces eché la basura al bote y me sentí casi como una criminal… El punto aquí es que la conciencia ecológica todavía está en desarrollo en muchos casos y la acción individual está lejos de ser reconocida como una iniciativa esencial para cualquier programa de separación de basura.
Estoy hablando en términos muy generales, porque por supuesto hay individuos en Inglaterra que hacen un trabajo maravilloso como, por ejemplo, Franny Armstrong, quien dirigió la película La Edad del Estúpido. Su trabajo, en compañía con otros individuos igualmente motivados, ha dado frutos también en la campaña global 10:10 que desde su inicio en 2009 en Gran Bretaña ha sido adoptada por más de 128 países alrededor del mundo, incluyendo México, para “ayudar y unir un movimiento de ciudadanos, escuelas, organizaciones, gobiernos y empresas para cumplir con la meta ambiciosa de reducir sus emisiones 10% en 2010. Como 350.org México, estamos liderando la campaña 10:10 a nivel nacional para apoyar a la gente que quiere sumarse a esta meta y para coordinar proyectos de sostenibilidad en todo México para el Día de Soluciones Climáticas”, es decir el 10 de octubre de 2010, o sea el 10.10.10. Puedes encontrar toda la información en su website: http://world.350.org/mexico/1010-mexico/. “Tenemos que seguir presionando”, dicen, y es cierto, hay mucho que hacer y nosotros en México, y en Gran Bretaña y en todos los países del mundo, tenemos que participar. Se trata de individuos y de gobiernos, pero también de municipios, escuelas e instituciones colaborando y trabajando juntos para el bien común.