Ya no tenemos todos la garantía de lluvia cuando más la necesitamos, como fue el caso en el estado de Zacatecas. Si nos llovió mucho por acá, les llovió muy poco por allá. Reportan que la falta de lluvia ha afectado más de 400 mil hectáreas de cultivos, principalmente de frijol y maíz, lo cual representa una situación crítica para los productores. Se esperaba cosechar 500 mil toneladas de frijol, pero parece que sólo se lograrán 180 mil. La pérdida económica para el estado es importante y las ramificaciones para el mercado del frijol en el país son muy serias: Zacatecas es el productor número uno de frijol en México (El Financiero, 6.10.10). Obviamente esto va a repercutir negativamente en los precios de este alimento básico, lo cual nos afectará a todos. Cabe mencionar que el consumo nacional de frijol es de 1.2 millones de toneladas pero con esta crisis de Zacatecas será necesario importar al menos 300 mil toneladas de otros países. Es seguro, por lo tanto, que estaremos experimentando precios más altos en los próximos meses.
Esta desigualdad entre los dos estados en términos de la cantidad de lluvia esperada y recibida este año no es nada extraordinario. Al contrario: es triste constatar que lo normal hoy en día es sufrir sequías e inundaciones en distintas regiones del país. El agua causa inundaciones y destrucción para miles de familias que pierden su patrimonio, como es el caso de Veracruz. La sequía destruye la fertilidad de la tierra y se cosecha cada vez menos en el campo mexicano. El cambio climático no sólo afecta la tierra y a la población, sino que se ha vuelto una variable en la estrategia de cualquier negocio o empresa. Es urgente que las empresas reduzcan a la mitad sus emisiones de gases dañinos a la atmósfera. El costo de reconstrucción de las viviendas y las infraestructuras afectadas por el paso de los huracanes se ha vuelto demasiado importante para la economía de país. No hacer nada no es una opción y mitigar las consecuencias del cambio climático sigue siendo la responsabilidad de todos: gobiernos, empresarios, académicos, expertos financieros, adultos y niños, tú y yo… pues todos estamos expuestos a las consecuencias de los trastornos climáticos.
Existe el Programa Mexicano del Carbono (PMC) que es un mecanismo para coordinar los esfuerzos de investigación relacionados con los aspectos físicos, geoquímicos, biológicos y sociales del ciclo del carbono, que es la raíz de todos los problemas asociados con el calentamiento global. Explica en su página http://pmcarbono.org que “el conocimiento del ciclo del carbono en nuestro país y su relación con el Cambio Global es indispensable para resolver numerosas interrogantes que la ciencia y la sociedad demandan. Conocer el estado que guarda principalmente el Carbono, dentro de los ecosistemas del país, es prioritario. No sólo en términos de la contribución de México y sus distintos sectores a las emisiones totales de gases de efecto invernadero, pero también porque una de las consecuencias de estas emisiones, el cambio climático, afectará en especial a naciones como la nuestra”. El PMC entonces impulsa y coordina la investigación científica enfocada al ciclo del carbono en México, además de promover la creación de políticas públicas relacionadas con la mitigación y adaptación al cambio climático.
De ahí la necesidad de incluir a todos en este esfuerzo por aminorar las consecuencias del cambio climático. Adaptarnos al consumo responsable del agua constituye uno de los muchos esfuerzos y es clave para nuestro bienestar presente y futuro. Tenemos agua hoy, sí. Pero no sabemos para cuánto tiempo nos tiene que durar…