Todos estamos experimentando y viviendo los trastornos climáticos. El calentamiento global no es tan visible ni evidente, sobre todo para la gente que experimenta mucho frío, caídas enormes de nieve o exceso de agua pluvial. Al contrario, estos trastornos climáticos son entendidos como cambios porque no son naturales o, por lo menos, no habían sido considerados naturales hasta hace algunos años.
Sin duda, aquí en Cuernavaca hemos percibido cambios en nuestro clima primaveral. La frase más común cuando queremos referirnos a nuestra ciudad consiste en la expresión: “la eterna primavera”. Es más que correcto en este momento cuando vemos los árboles llenos de flores, indicando el inicio de la primavera. Estamos actualmente rodeados de colores brillantes gracias no sólo a los árboles sino también a las diferentes bugambilias que cubren las bardas en cascadas de rojo, morado, blanco, rosa, naranja y amarillo. ¡Qué maravillosa es la primavera! Nos levanta el ánimo y nos renueva, llenándonos de energía y de respeto para la vida y la naturaleza.
Pero nuestro clima primaveral tiende a quedar en el olvido en abril y mayo cuando, desde hace varios años, sufrimos altas temperaturas. Antes se podía decir de Cuernavaca que nunca hacía demasiado calor pero esto ya no es cierto. Es fácil encontrar en internet las temperaturas registradas en Cuernavaca y lo más impactante es darse cuenta de los calores experimentados en los últimos diez años, o sea la primera década del siglo XXI. La temperatura máxima en el mes de mayo cada año desde 2005 se registró arriba de 37°C. En 2010 la temperatura máxima fue de 38.9°C. Si consideramos la temperatura promedio para el mismo mes de mayo, el año más notable es otra vez 2010 cuando se registró un promedio de 30.1°C.
Tal vez para nosotros, aquí en el Estado de Morelos, sí sea más fácil entender el concepto de calentamiento global debido a las temperaturas exageradas – ya no tan primaverales - que estamos y estaremos experimentando. Sin embargo, no sólo se trata de la temperatura sino de la mucha o poca agua pluvial, las fuertes tormentas y las posibles inundaciones. Éstas también conforman nuestra realidad y son claras indicaciones del cambio climático. Tenemos que estar preparados más que nunca para adaptarnos a sus consecuencias.
Estamos a la mitad del mes de marzo y en plena temporada de sequía. Si el clima no nos falla, tendremos dos meses más sin lluvia y luego, como acto de magia, debería empezar a llover en junio. Sin embargo, por el cambio climático ya no tenemos esta certeza y, por lo tanto, es muy importante hacer uso responsable del agua que tenemos para evitar aún más escasez. El fuerte calor viene en camino y tenemos que utilizar sólo el agua que realmente necesitemos y reciclar toda la que podamos. Por la poca o la mucha agua que vendrá este año, resulta primordial estar listos y adaptarnos a la situación. Somos terriblemente culpables de abusar del agua, de consumir muchísima más de la que necesitamos y de desperdiciarla como si fuera ilimitada. Vamos a sentir mucho calor y no hay nada que podamos hacer para evitarlo, sólo utilizar nuestro sentido común, cuidarnos de los rayos del sol y adaptarnos al inevitable cambio climático de manera responsable.
Termino con una cita de Jane Goodall, la famosa etóloga británica, quien dijo: “Ahora que finalmente nos hemos dado cuenta del terrible daño que hemos ocasionado al medio ambiente, estamos extremando nuestro ingenio para hallar soluciones tecnológicas… La tecnología por sí sola no basta. También tenemos que poner el corazón”.
Fuente: http://clima.meteored.com/clima-en-cuernavaca