Se trata de una granja orgánica que cultiva verduras para venderlas a la población local y además a los negocios del municipio, sobre todo los restaurantes. Su reto es mejorar el acceso a muy buena comida, para toda la población local, de una fuente conocida, confiable y a la vuelta de la esquina. El resultado no es sólo para el estómago de los vecinos, sino que impacta también la emisión de carbono al ambiente porque las personas que aprovechan la Brooklyn Grange (www.brooklyngrangefarm.com) ya no tienen que comprar verduras que han viajado desde otras partes del país o incluso de otros países. El esfuerzo también conecta a la población con el cultivo de alimentos y, para los niños y jóvenes, esto resulta crucial.
La granja está abierta al público y recibe a grupos de escuelas locales, familias y voluntarios que quieren participar y aprender. Es un negocio “verde” que tiene planes de establecer granjas en otros techos de Nueva York y en otras ciudades norteamericanas. Se trata de mejorar, sin duda, la calidad de vida de las ciudades.
El techo donde Brooklyn Grange empezó su negocio se renta a la empresa que ocupa el edificio, por un periodo de diez años, y consiste en una superficie de 40,000 pies cuadrados (unos 3,700 metros cuadrados). Es un techo fuerte que aguanta fácilmente los 1.2 millones de libras de tierra, entre otros materiales. Se trata de un edificio construido en 1919 que es muy sólido y que bien podría aguantar mucho más peso. Debajo de la tierra los fundadores de Brooklyn Grange primero instalaron una capa de “green roof”, un sistema especial que no permite el paso de las raíces y logra contener el sistema de drenaje no permitiendo el paso del agua que podría dañar el techo. La tierra consiste en materiales de compostaje que dan los mejores resultados, con una profundidad de 7.5 pies, o sea más o menos tres metros.
Entre las muchas plantas que se cultivan, las verduras que tienen mayor productividad y éxito son los jitomates –hasta 40 diferentes variedades– y otras como lechugas, hierbas, eneldo, zanahorias, betabeles, rábanos, ejotes, entre muchas otras. Las verduras se clasifican como orgánicas porque no utilizan fertilizantes sintéticos ni insecticidas ni herbicidas: son totalmente naturales.
El clima de Nueva York no permite el cultivo todo el año. Sin embargo, durante nueve meses del año la granja sigue produciendo, con alimentos diferentes según la temporada. Sin duda es un ejemplo de éxito para la producción de verduras locales pero sobre todo porque se trata de una ciudad donde ya no hay espacio. Cada metro cuadrado se encuentra ocupado por edificios altos o casas residenciales; entonces hallar dónde producir verduras es difícil; de ahí el potencial de un techo como éste de 40,000 pies cuadrados.
La granja produce tanto que se venden sus productos en varios mercados de fin de semana, en diferentes puntos de la ciudad. Además, si algún ciudadano quiere hacer una fiesta en el techo es posible rentarlo. Los invitados estarán rodeados por un espacio verde extraordinario y con una vista irresistible de la ciudad, lo que hará de cualquier fiesta algo realmente especial y único.
La parte dulce de esta historia trata de la producción de miel. Gracias a la labor de las abejas establecidas en este techo, la granja ha podido vender casi 200 libras de miel este año, lo cual es una maravilla.
No he oído hablar de un techo así en México, pero tal vez exista uno. Ojalá que sí y espero noticias de algún lector que sepa que sí existe y nos lo diga. Me parece una excelente manera de aprovechar los espacios de una ciudad, sobre todo porque se trata de ofrecernos una alternativa real para el consumo de verduras de todos los días. ¿Qué mejor será que consumir verduras cultivadas a sólo unos pasos de nuestras casas?