Quiero concentrarme esta semana en la narrativa de la ceremonia de inauguración. Sí, sentí alegría, pero también sentí angustia desde el punto de vista ecológico. Empezó el evento con la visión de un paisaje verde y bello, lleno de animales y de gente trabajando las tierras. Se trataba de la Gran Bretaña en la era de la agricultura, cuando la vida era sencilla y la contaminación no existía. Frente a nuestros ojos vimos una transformación impactante, el inicio del cambio, con la llegada de la Revolución Industrial. El paisaje cambió del verde pacífico y agrícola a uno obscuro, agresivo e industrial. Intercambiaron los animales por las minas, la vida bucólica por la vida orientada a la extracción y el consumo de combustibles fósiles.
La producción que se presentó en el estadio olímpico fue extraordinaria, tanto desde el punto de vista artístico como tecnológico. La dirección y coordinación general a cargo del director de cine Danny Boyle fueron realmente inspiradas: gracias a él y a los miles de voluntarios involucrados se logró un espectáculo inolvidable. Removieron literalmente el paisaje verde para dejar aparecer enormes chimeneas echando humo representando las fábricas. Produjeron los círculos olímpicos de acero fundido allí mismo, los cuales fueron levantados incandescentes por encima de las cabezas de todos, de tal manera que formaron el conocido logotipo. Fue un momento de triunfo, sin duda alguna.
Hubo mucho más pero me quedo aquí, con esta reflexión. Fue una lección de historia para todos, una afirmación del progreso de la vida humana sobre este planeta y, sobre todo, una muestra y un recordatorio de cómo nosotros somos los responsables del calentamiento global y del cambio climático. Está claro que el ser humano es incapaz de quedarse quieto ya que siempre está en búsqueda de innovación sin importarle el costo. Más adelante se rindió honor a Tim Berners Lee, quien es considerado el padre del World Wide Web y de nuevo recordamos la capacidad del hombre para inventar creaciones que hoy son indispensables en nuestras vidas.
La vida moderna es el resultado de muchas mentes buscando respuestas y en el proceso inventando maravillas. La inauguración en Londres mostró sólo una pequeña parte de la historia británica, pero una parte de mucha transcendencia, que impactó al mundo entero. Parte de esa historia es la transformación del sitio donde hoy se encuentra el Parque Olímpico, que anteriormente fue un área casi desconocida, llena de basura, totalmente contaminada y abandonada. El trabajo necesario para levantar un parque adecuado para los Juegos Olímpicos resultó en un área nueva, moderna, funcional y francamente preciosa. Es interesante notar que en la inauguración el paisaje verde se tenía que destruir para mostrar cómo llegamos a la vida moderna. El sitio original del Parque Olímpico tuvo parecido con el escenario teátrico que nos mostraron en el estadio: sucio, negro y contaminado. Las labores requeridas para descontaminarlo fueron extensas y la visión para ofrecer a los visitantes y a los deportistas una región verde y tranquila – como lo fue antes – se logró después de una ardua tarea de renovación y limpieza. Hoy el parque está lleno de canales, paseos, áreas verdes, árboles, flores, insectos y animales que hace mucho tiempo ya no vivían allí. Es notable el resultado sorprendente en términos del rescate de un área que estaba destinada al olvido.
Escribí en otra ocasión sobre estos Juegos Olímpicos que son los más “verdes” a la fecha. El parque, el estadio y demás recintos olímpicos tienen proyectado un largo uso después de los Juegos tanto Olímpicos como Paralímpicos y el parque quedará por mucho tiempo. Al parecer, el estadio de basquetbol es totalmente temporal y será desmantelado para ser llevado a Brasil para los próximos Juegos dentro de cuatro años, en Río de Janeiro.
Entre el júbilo y la alegría es importante estar conscientes de los cambios que el ser humano ha causado. Los Juegos Olímpicos están en proceso y sufriendo el famoso clima inglés. Sin embargo, el clima lluvioso de antaño ya no es el mismo y no hay ninguna certeza si hará frío o calor...
Quiero expresar aquí mi total y absoluta admiración para los deportistas de todas las naciones: son extraordinarios y les deseo todo el éxito.