Este último punto es el que me preocupa: el género de cine que trata del medio ambiente está ya muy bien establecido y la calidad de las películas y los documentales es cada vez mejor. Los temas son muchos y muy variados, sin embargo todos tienen en común una preocupación profunda por el futuro de nuestro querido planeta Tierra. El caso de Cinema Planeta, el festival de cine y medio ambiente que acaba de concluir en Cuernavaca, muestra por un lado una iniciativa maravillosa para organizar un festival de cine con dicho tema y, por otro, la respuesta del público a tal evento, que francamente es preocupante.
La fuerza de Cinema Planeta nace de sus organizadores y fundadores: Eleonora Isunza, Gustavo Martínez y Milko Coronel, quienes trabajan todo el año para organizar el festival. Es una ardua labor en apoyo a un tema que para estas tres personas es una verdadera pasión, diría yo. Las 50 películas y documentales son seleccionados con muy buen criterio: se presentaron en esta ocasión ejemplos extraordinarios del séptimo arte, cuyos mensajes son certeros, duraderos e inquietantes. Cualesquiera de ustedes que tal vez vieron La Edad de la Estupidez (The Age of Stupid) entenderán lo que quiero decir.
Si la gente no va al cine cuando se presenta este festival en nuestra cuidad, lo cual es aparente por las audiencias reducidas en muchas de las funciones, es urgente pensar en cómo podemos resolver esta problemática, cómo asegurar que asistan a las funciones. ¿Qué podemos hacer para que más personas tomen conciencia de la situación? Yo quiero sugerir algunas ideas, todas muy apremiantes:
incluir el tema como materia obligatoria en las escuelas;
escribir una telenovela que incluya este tema como principal;
disminuir el costo de las patentes para los inventos que reduzcan el consumo de energía eléctrica o agua;
premiar a los niños que se bañen en 3 minutos;
manifestar en la calle para mostrar nuestra preocupación;
formar brigadas de personas para limpiar las calles de basura;
hacer obligatorio tener una composta en casa;
incrementar el precio del agua para que cada gota sea valorada y apreciada;
hacer obligatorio que las empresas ofrezcan a sus empleados cursos mensuales sobre composta y prácticas ecológicas, entre otros temas;
compartir todas nuestras ideas para vivir de manera más verde…
En fin, hay muchas cosas que podemos hacer; es cuestión de ponerlas en práctica.
Es posible que mucha gente todavía no entienda la situación, ni las consecuencias para sus hijos y sus nietos. Son muchos los que aún niegan el calentamiento global o quienes lo aceptan sin pensar en las consecuencias. Son muchísimos los que simplemente no creen que los océanos vayan a subir a niveles peligrosos. La verdad es que los cambios y los trastornos climáticos van a ser cada vez más violentos si no hacemos algo ahora, hoy, y éste es el gran problema. Somos muchos los que sí actuamos de manera ecológica, pero estamos todavía en la minoría y eso es precisamente lo que me preocupa. Si ni siquiera el cine logra motivar a la gente, ¿qué oportunidad tenemos para mejorar la situación?
Hay que felicitar a Eleonora, Gustavo y Milko por este maravilloso festival y apoyarlos en sus esfuerzos por traer a Cuernavaca una espectacular selección de lo mejor del cine y medio ambiente para el año que entra, y el siguiente, hasta llegar al punto en que las películas tengan como tema sólo buenas noticias: que hemos podido detener el cambio climático y mitigar sus consecuencias a tal grado que la vida siga siendo sostenible… Qué maravilloso sería, pero sin tu ayuda no será posible, nunca.