Éste es un evento de impacto mundial con los partidos transmitidos en vivo a través de las televisoras y el Internet a todos los países del mundo. El público futbolístico quiere ver el mejor futbol y, por supuesto, que su país gane la codiciada Copa Mundial. Sabemos que sólo una selección puede ganar y las posibilidades reales tanto para México como para Inglaterra (los dos equipos que yo estoy apoyando) no son tan alentadoras en esta ocasión. Sin embargo, nada está escrito y no perdemos la esperanza que ocurra un milagro…
Es un evento generador de emociones, no sólo por el “bello juego” del futbol sino por cuestiones de dinero e inversión, sustentabilidad y protección del medio ambiente, además de las implicaciones sociales, económicas y políticas. Es cierto que el deporte nos une y sin duda los ojos del mundo estarán puestos sobre el futbol, además del país anfitrión, durante por lo menos un mes. Aprenderemos sobre cómo se festeja al estilo brasileño, sobre la comida y las bebidas locales, sobre la personalidad y el carácter de los brasileños. También aprenderemos otras cosas menos positivas, como algunos hechos que no podemos ignorar.
El gobierno de Brasil argumenta que se crearán 120,000 empleos por año a causa del Mundial y los Juegos Olímpicos de 2016. Afirman que estos eventos ayudarán al turismo y reforzarán la infraestructura del país en términos de transporte, comunicaciones y servicios. Sin embargo, muchos brasileños han estado manifestando y tomando las calles de Río de Janeiro y otras ciudades en protesta contra el Mundial. De hecho, las 12 ciudades de Brasil que son los anfitriones oficiales de los partidos han visto protestas fuertes. Es un hecho que unas 37 millones de personas viven en pobreza en Brasil y muchas de ellas no percibirán ningún supuesto beneficio. Otros dicen que la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff depende del resultado del equipo de Brasil, ya que el Mundial podría afectar el resultado de una elección presidencial. Veremos. Es un hecho que el Mundial es la oportunidad de mucho negocio, pero sólo si está manejado para el bien del país entero.
Las implicaciones ecológicas de un evento de esta magnitud en términos del impacto ambiental son enormes. Sin duda alguna la construcción de 12 estadios en distintos lugares del país se habrá caracterizado por historias de altos gastos, destrucción de áreas verdes, incluso muertes en el caso de algunos albañiles involucrados en su construcción. El costo ha sido muy elevado para un país como Brasil que está en pleno desarrollo y sufriendo problemas con sus ciudadanos que, en muchos casos, son humildes y sin la posibilidad de participar en la alegría del Mundial.
Las implicaciones ecológicas van desde el manejo de altas cantidades de residuos no reciclables y el alto consumo de agua y de energía eléctrica hasta la generación de emisiones de carbono y la futura utilización de los nuevos estadios. Cada país participante tiene una base donde su equipo vive y entrena. Desde allí tienen que viajar por lo menos a tres diferentes destinos, de ida y vuelta, a los que por estar muy lejos se tiene que ir en avión; de hecho Brasil es un país enorme. Cada viaje en avión produce toneladas de carbono en cada ocasión. Si quieres conocer más datos sobre estos hechos, te recomiendo ver un video, creado por la revista Letras Libres, que se llama “Tras las huellas (de CO²) del Mundial” y que se puede ver en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=qreN0EhNXXc&feature=share. Por otro lado, no existen planes concretos para el uso futuro de varios de los 12 estadios, por lo que es posible que queden en desuso total.
A fin de cuentas, la mayoría del público no quiere saber de los problemas del país anfitrión y no les importan las implicaciones ecológicas. Sólo les interesa seguir a su equipo nacional y verlo ganar. Por supuesto, nosotros queremos ver ganar a la selección de México y estaremos todos gritando y bailando de alegría en el caso de una victoria. Esperemos que así sea y que el Mundial de Brasil 2014 sea todo un éxito.
Información adicional: El Economista
Rosalind Pearson Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.