Un ejemplo de cómo el cambio climático contribuye a la destrucción del ámbito animal es el oso polar. La población de este animal tan simbólico en el mar de Beaufort, en el norte de Alaska, ha disminuido en un 40% en el periodo de estudio de 2001 a 2010. Hoy sólo 900 osos viven en esa región. Son estos animales, más que otros, los que están siendo amenazados por los efectos catastróficos del cambio climático. Como bien sabemos, estos animales dependen del hielo del mar para su supervivencia y, cuando éste se derrite, su hábitat preferido se reduce. Sin el hielo no pueden cazar lo que más les gusta comer: las focas.
Otro animal en peligro, no por el cambio climático sino por el hombre y la práctica ilegal de la cacería furtiva, es el elefante africano. La matanza de este animal tan majestuoso y tan noble está llegando a niveles impensables: entre 20 mil y 25 mil animales por año están siendo matados en África. Se trata de una matanza organizada y frente a ella las manadas de elefantes no tienen posibilidad de evadir a los cazadores (existe una palabra especial para la matanza de los elefantes: elefanticida.) Nos toca a nosotros hacer conciencia sobre el destino de los elefantes, condenar y cerrar los mercados del marfil y proteger estos pobres animales que son presas de la cacería furtiva y están en peligro de desaparición total si no actuamos a tiempo.
Decimos que el clima se está volviendo loco, y es cierto. Hay graves acontecimientos climáticos ocurriendo en alguna parte del mundo en cualquier momento. El más reciente ha sido la tormenta de nieve que azotó la ciudad de Buffalo y casi todo el estado de Nueva York en Estados Unidos. Al parecer cayó toda la nieve que normalmente cae en un invierno, en su totalidad, en un solo día. Cantidades fenomenales de nieve enterraron casas y autos y la gente tuvo que abrirse paso por la espesa nieve para poder salir de sus casas. El peso de la nieve causó el colapso de algunos techos y la población está temerosa por la cantidad de agua que resultará una vez que se derrita toda esa nieve, ya que la posibilidad de inundaciones es alta.
Por si no fuera suficiente, los rayos se están volviendo cada vez más frecuentes. Por cada 1°C de aumento en temperaturas globales, los rayos se incrementan en un 12%, según un reporte reciente de la Universidad de California, Berkeley. Para el año 2100 se esperan 50% más rayos que hoy. En Estados Unidos más de 20 personas mueren por causa de rayos cada año; en 2014 ya han fallecido 25 personas. Además, los rayos provocan muchos incendios forestales. Son, definitivamente, muy peligrosos.
Termino hoy con una buena noticia y un ejemplo de cómo el hombre es capaz de construir. Un camión de pasajeros propulsado por energía basada en gas metano proveniente de lodos cloacales y desechos de alimentos fue puesto en servicio la semana pasada en Inglaterra, en la ciudad de Bath. En el Bio-Bus caben 40 pasajeros y la ruta conecta la ciudad con el aeropuerto de Bath. Un tanque de gas permite viajar hasta 300 kilómetros; el gas generado de los desechos anuales de cinco personas es lo que se necesita para llenar el tanque. Emite menos emisiones al ambiente que un camión similar propulsado por diesel. Además, se trata de energía renovable. Es un proyecto sostenible que está demostrando que sí es posible disminuir nuestra dependencia del petróleo. Ojalá haya más proyectos así.
Cada vez que construyamos algo, es crucial contemplar antes todo lo que vamos a destruir por nuestras acciones. Tenemos que ser más conscientes y construir no sólo para nosotros hoy, sino también para las futuras generaciones mañana.
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