Existe mucha incertidumbre en cuanto al clima, pero lo que sí es seguro es que nuestro clima ha estado cambiando y seguirá cambiando. De nueva cuenta, los estados norteños de México están sufriendo una escasez de agua mientras que los estados sureños como Tabasco están experimentando inundaciones. En California la falta de agua potable está ahora en un nivel crítico y las costumbres sencillas como regar el jardín son actualmente un lujo que ya no se permite. De hecho, multar a la gente se ha vuelto normal hoy en día, lo cual les hace enojar. Empero, la empresa Nestlé no deja de embotellar agua en su planta ubicada en California… El “big business”, los grandes negocios se comportan con total desconsideración de la realidad, lo cual es una situación inaceptable.
Por si necesitábamos más pruebas del cambio climático, Europress (www.europapress.es), entre muchos otros medios, reportaron la semana pasada que la revista The Cryosphere (www.the-cryosphere.net) publicó un estudio que confirma que una inmensa plataforma de hielo de la Antártica está en peligro de colapso. Se está adelgazando tanto por la superficie como por debajo, es decir, tanto por la temperatura del aire como por las corrientes oceánicas que son cada vez más cálidas. Esta plataforma es vasta, colosal, es difícil imaginarla; una vez que se colapse, con el tiempo, contribuirá al aumento del nivel del mar de manera significativa. El estudio señala que “la Península Antártica es una de las regiones de más rápido calentamiento de la Tierra, con un aumento de temperatura de 2.5°C en los últimos 50 años”.
Nos cuesta trabajo concebir y aceptar que nos estamos dirigiendo a un posible escenario de desastre de proporciones apocalípticas. Una nueva película que pronto llegará a las pantallas grandes es “Mad Max, furia en la carretera”, que es la cuarta entrega de una saga post-apocalíptica, ubicada en un mundo donde la ley y la sociedad ya no existe, un mundo que es un páramo desértico y los seres que lo habitan hacen todo lo posible por sobrevivir a una especie de pesadilla permanente de sangre, fuego y muerte. Como en toda buena película de Hollywood siempre hay algún personaje que es capaz de restaurar el orden perdido y que vive según un código de ética para salvarlos de ellos mismos. Es interesante notar que la estrella Charlize Theron, que retrata a uno de los personajes principales de la película, utilizó la ocasión de la premier en el célebre Festival de Cine de Cannes para expresar que “Mad Max” es un cuento aleccionador que ofrece una visión futurista de un mundo asolado por sequía, hambre, guerra, frío, calor, etc., que bien podría ser el nuestro si no actuamos para detener el calentamiento global (www.theguardian.com). Es una lástima pensar que la mayoría de las personas que la verán probablemente no se llevarán consigo esa lección y mucho menos la convertirán en una acción positiva.
Es inevitable reconocer que somos buenos para imaginar un mundo destruido por el calentamiento global y el cambio climático, pero que no tenemos la capacidad de creer que esa idea podría convertirse muy fácilmente en nuestra realidad, aquí donde vivimos, ni de hacer lo suficiente para evitar un futuro apocalíptico. Se trata de opciones en el fondo sencillas: los políticos hacen promesas para ganar votos, pero no hay garantía de un resultado a favor del medio ambiente; y las empresas grandes apuestan por el desarrollo sustentable porque eso les gana clientes y dinero, pero no hay siempre claridad en cuanto a sus prácticas. ¿Y qué hay de nosotros? Hablamos de separar y reciclar los residuos, de mantener una composta, de cuidar los árboles en nuestras colonias, de no utilizar el auto los fines de semana, de cuidar el consumo del agua, etcétera. Pero es obvio que sólo algunos de nosotros practicamos lo que decimos. Si cada vez hay más gente que contribuye de alguna manera, a la vez hay muchas personas más, que todavía no hacen nada.