Es maravilloso que llueva y que todo el campo se vea verde y lleno de vida. Es excelente para los cultivos y para nosotros porque se están llenando las presas que estaban casi sin agua. Sin embargo, cuando llegan lluvias tan violentas, provocadas por un huracán, sufrimos las consecuencias. En Monterrey, el río se desbordó y las inundaciones fueron terribles, con pérdidas humanas tanto como de viviendas. Seguramente mandaste y estarás mandando víveres y otros artículos de necesidad, para ayudar a las personas afectadas, a través de los centros de acopio que se abrieron en Cuernavaca. Estas personas necesitan nuestra ayuda.
También el Estado de Morelos se vio afectado porque el mismo huracán, aunque lejano, nos trajo mucha lluvia a horas del día cuando menos la esperábamos. En la mañana la autopista se llenó de charcos; en la tarde era imposible caminar por la fuerte lluvia en las calles; en la noche sufrimos tormentas violentas con truenos fuertísimos y rayos eléctricos, una cacofonía de ruido que nos espantó el sueño.
Aunque las autoridades han hecho un llamado para que los ciudadanos sean más responsables con su basura, el problema en la mayoría de los casos de inundación resulta de los drenajes tapados por basura. Es impresionante cómo la gente todavía sigue tirando a la calle papeles, botellas de plástico, latas de aluminio, pañales y una gran variedad de basura indefinida dentro de bolsas, desde sus coches, como si nadie los viera.
Es cierto que se ha incrementado, a nivel nacional, el índice de tormentas y, como lo mencioné hace unas semanas, este año iba a ser notable por el pronóstico del número de huracanes, ciclones y tormentas violentas. Pues ya empezamos con el huracán Alex y tal vez habrá hasta una docena o más durante esta temporada, que nos afectarán específicamente en México, tanto desde el Atlántico como desde el Pacífico. Cualquiera de estos eventos climáticos afectará al estado y, por lo tanto, tenemos que estar muy pendientes de las inundaciones. Las autoridades, por supuesto, están monitoreando de manera constante los ríos y las presas morelenses por si acaso rebasaran un nivel crítico. En ese caso se actuará de inmediato, en caso de una posible inundación. Estamos apenas a mediados de julio y las presas ya están acercándose al 50% de su capacidad. Ésta es una buena noticia, en términos de las reservas de agua, pero tenemos que estar pendientes de una sobreabundancia del vital líquido.
La conclusión es que tenemos que ser más responsables con el depósito de nuestra basura. No se vale tirarla al suelo, ni al río, nunca a la barranca y jamás a la calle. Cada vez que cometemos ese error estamos tapando los drenajes o los caminos del agua, por donde corre al momento de caer como lluvia. Es importante estar conscientes de ello y pensar en las futuras lluvias, que durarán hasta finales de septiembre. Nos faltan dos meses y medio más de captación de aguas pluviales y no queremos encontrarnos en una situación de riesgo, mucho menos en peligro de pérdida de vida.
El agua es vida y le damos la bienvenida. Deseamos que nuestras presas se llenen al tope para que en tiempos de sequía no tengamos problemas, pero no ayudamos en nada si seguimos tirando nuestra basura en los lugares equivocados. Nos preocupa la gente que ya ha vivido el terror de un huracán o de una inundación que resultan en la pérdida de su hogar y no queremos experimentar nada parecido. Seamos conscientes y ya no produzcamos tanta basura; depositémosla en los lugares apropiados y reciclemos todo lo que se pueda.
Me vas a decir que me repito mucho y es cierto: es que es necesario e imperativo, para que todo mundo sea más ecológico y más responsable con el medio ambiente.