Aunque nos digan que los trastornos al tráfico son un mal necesario a cambio de lo cual dispondremos de una obra moderna y útil, es indudable que la empresa encargada de los trabajos nunca pensó en el bienestar de la población que le da motivos de amplio lucro.
Ninguna medida se ha tomado para descongestionar la zona y las grandes avenidas aledañas.
La economía de Cuernavaca paga muy caro esa improvisación, mientras la autoridad reguladora, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, se ha puesto desde el principio del lado de la constructora.