Esa devoción genera para la administración del principal templo católico una importante derrama económica (de cientos de miles de pesos) que desde hace años son objeto de disputa por varios grupos de vecinos que han llegado a la violencia para reivindicar sus posiciones.
La jerarquía católica ordenó hace semanas suspender los servicios religiosos en Tepalcingo y trasladó su representación a un pueblo cercano.
Ayer se anunció que esa drástica medida seguirá vigente en el cercano periodo del festejo principal, lo que en principio deja sin motivo a la feria.
El conflicto es económico y trasciende a lo puramente espiritual, ya que las repercusiones pueden dañar a la que , como ya se dijo, es la segunda feria tradicional más importante, no de Morelos, sino de todo el país.