El incendio de un vehículo en el trayecto del Paso Exprés volvió a mostrar lo absurdo del diseño con carriles confinados que marginan a los conductores locales para privilegiar a quienes viajan hacia o desde la Ciudad de México.
Ese terrible diseño tiene atrapados desde hace meses a las decenas de miles de conductores que requieren viajar al sur de Cuernavaca y para quienes se ha destinado sólo un carril para circular.
Eso ha hecho habituales los embotellamientos de media hora o más, que tienen un elevado costo no sólo en el tiempo perdido, sino en el gasto de combustible adicional y la elevación de los niveles de contaminación.
La emergencia provocada por los errores de diseño –que sólo en el socavón costaron ya dos vidas, además de las decenas que se suman durante los más de dos años de construcción de la nefasta obra- debe aprovecharse para actuar de manera integral y corregir las zonas de peligro pero también abrir los carriles confinados –tal y como en estos momentos se hace- para dejar de afectar a miles y miles de conductores.