No hay referencia de alguna población que hubiera sido antes tan castigada por la Comisión Federal de Electricidad como Cuernavaca.
No alcanzan los dedos de las dos manos para contar los problemas sociales que la antes empresa paraestatal ha provocado en la capital morelense.
Aunque en principio el reclamo de la CFE es entendible, el simple hecho de que use dos pesas y dos medidas para supuestamente cobrar el servicio que presta le quita credibilidad a sus procedimientos.
El corte del servicio de agua potable por adeudos de electricidad no sólo afecta a las viviendas, sino que puede provocar epidemias y otros males porque edificios de gran ocupación, como escuelas e incluso hospitales se quedan sin servicio para sus sanitarios.
Y qué decir de la actividad económica: restaurantes y otros centros de diversión se ven obligados a cerrar sus puertas o restringir sus servicios.
Los daños por esta repetida conducta son incalculables y superan la factura reclamada.