Apenas unos cuantos días después de la tragedia el grueso de la población se ha olvidado de las penurias de los paisanos de Oaxaca y Chiapas afectados por el sismo más potente de la historia moderna de México.
Al contrario de otros desastres naturales, las noticias acerca de las acciones para ayudar los hermanos en desgracia brillan por su ausencia, a pesar de los cuantiosos daños que deben enfrentar por la fuerza de la Naturaleza.
Los centros de acopio languidecen ante la indiferencia ciudadana, aunque todo eso bien podría ser una reacción a los excesos de la clase política, con acciones como la apertura de una cuenta bancaria que hizo el Senado de la República para captar donativos, en lugar de hablar de aportaciones de los que más que bien pagados legisladores.
Sin embargo, los ciudadanos que perdieron todo por el sismo no tienen la culpa de que las acciones de los políticos hayan enfriado el corazón antes solidario de los mexicanos
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