Las asociaciones de productores de caña no han sido precisamente las mejores defensoras de sus agremiados.
Quienes se dedican a esa actividad saben que al final de cada zafra les serán recortados sumas enormes por conceptos que nadie puede entender pero que se aplican rigurosamente.
Por eso ahora que las organizaciones han paralizado los trabajos de preparación de la próxima zafra cuesta trabajo adivinar los beneficios que buscan para quienes siembran caña.
Por lo pronto eso sólo complica el arranque de la zafra, que ya presenta un retraso producto de los desperfectos que el sismo del 19 de septiembre provocó en las instalaciones del ingenio.
Ojalá que la protesta de ayer no dañe más esa importante actividad económica.