Además del daño psicológico que provoca (una dependencia enfermiza) el citado aparato puede provocar lesiones en la columna vertebral, por lo que su uso debería restringirse a los menores de edad, lo que no ocurre.
Así como hoy se lucha contra la epidemia de obesidad provocada por el consumo excesivo de comida chatarra y el sedentarismo, si no se toman las medidas necesarias dentro de poco las enfermedades causadas por el uso de la telefonía móvil serán otro problema de salud pública, como ya lo son los accidentes provocados por conducir y hablar o escribir mensaje sal mismo tiempo.
Apenas estamos a tiempo de actuar, ya que hay suficientes estudios como para poner bases firmes a las medidas preventivas.