No debería ser necesaria la petición de organizaciones y ciudadanos para que el proceso para elegir servidores públicos fuera imparcial y justo, porque la ley supone que se debe elegir siempre a los mejores para cada función.
El Poder Judicial tiene una gran oportunidad de demostrar confianza ante la sociedad, si en el proceso para elegir jueces de primera instancia y menores la selección final está libre de dudas.
Es lógico que alguien que no sea designado se inconforme con el procedimiento, pero no lo es que alguno de los elegidos pueda generar la sospecha de que hubo conflicto de intereses o amiguismo.
Los profesionistas más preparados de entre los concursantes deben ser quienes ocupen las plazas vacantes.