Mientras continúa el proceso que llevará a la creación de cuatro nuevos municipios a partir de comunidades con profundas raíces indígenas, poco a poco se conocen las intenciones de los grupos dominantes en cada uno de esos lugares.
El proceso es extremadamente complicado porque implica no sólo la proclamación de nuevos ayuntamientos, sino la separación física a partir de límites que seguramente estarán en disputa, así como el reparto del presupuesto -que hoy recibe entero el municipio del que esas comunidades forman parte- y, lo más importante, la asignación proporcional de la deuda de los municipios de los cuales se escinden.
Esto es, hay derechos que asumir pero también obligaciones ingratas que cumplir y que no pueden hacerse a un lado. Y luego vienen los sistemas de administración interna que los nuevos ayuntamientos quieran adoptar basados en reales o supuestas prácticas indígenas pero que quizá tengan dificultades para aplicarse en la realidad.
Todos esos son retos enormes pero cuya asunción deberá hacerse e su totalidad en menos de doce meses. Y por supuesto, en paz y tranquilidad.