Ocotepec vive un auténtico calvario debido a que en su territorio corre el trazo del poliducto que usa Pemex para transportar combustibles a Morelos.
El hecho de que extrañamente las autoridades federales no puedan detener a los responsables de romper el ducto para robar gasolina ha puesto en peligro la salud de toda la población que habita en esa comunidad indígena, que ha perdido, esperemos que temporalmente- tres de los pozos que le abastecen de agua potable.
Es obvio que el problema ha dejado de ser económico para convertirse incluso en tema de seguridad nacional, pues lo que pasa aquí puede replicarse en otras zonas del país, donde ya han tenido sucesos más relacionados con la Policía que con la vida de los ciudadanos en general.
Lo peor de todo es que los mantos freáticos contaminados están al norte de la entidad y seguramente pasarán a afectar a otras fuentes de agua ubicadas más al sur.