Ayer fue otra jornada desastrosa para la ciudad que vive en Cuernavaca o tiene que acudir por cualquier motivo a la capital. La autopista fue bloqueada a la altura del primer acceso a esta ciudad por vecinos de varias comunidades afectadas por el sismo, que reclaman al gobierno federal los apoyos económicos prometidos para la reconstrucción de sus viviendas.
Otros grupos también se manifestaron mediante marchas o el cierre de calles importantes, lo que volvió a dejar como rehenes a los habitantes ajenos a los reclamos que enarbolaron los inconformes
Además, cerrar la autopista que comunica con el puerto de Acapulco genera afectaciones económicas muy elevadas.
Esa forma de protesta resulta cada vez más cara socialmente y somete a la población a humillaciones sin fin.
Parece que es el momento de que se legisle para que, sin menoscabo del derecho de manifestación, se haga respetar el derecho al libre tránsito.