Aunque debería ser un debate nacional vigente, el tiempo ha diluido la pasión con lo que una parte de la sociedad se opuso en su momento a la llamada ley de seguridad interior, que otorga a los cuerpos policiacos ya las fuerzas armadas nuevas y amplias atribuciones que, a juicio de expertos, violan los derechos humanos de los mexicanos.
La ley no ha sido promulgada pero tampoco se ha discutido lo suficiente, dado que por la forma en que fue aprobada quedaron fuera todas las ideas ajenas a los legisladores que servilmente votaron por un dictamen que ni siquiera se tomaron la molestia de leer a pesar de las repercusiones a corto y largo plazo que acarrea.
Por lo pronto, esperemos que la llamada de atención que ayer se lanzó atraiga las miradas sobre el tema y se impida que haya un recorte de los derechos fundamentales.