Por fin, los mexicanos llegaremos mañana a una de las fechas más decisivas de nuestra historia. A las ocho de la mañana del domingo comenzará la instalación de las casillas para la votación en la que habremos de elegir presidente de la república, gobernador, senadores, diputados federales, diputados locales y alcaldes.
Es un derecho acudir a votar, pero también es una obligación que no puede soslayarse, sobre todo por las graves consecuencias que la abstención tiene para el futuro de nuestra sociedad, como lo hemos visto repetidas veces.
La llamada casilla única representa un reto en la capacidad de organización de los órganos electorales y de los ciudadanos, ya sea que participen como funcionarios de casilla o a la hora de marcar las boletas, que debe ser de la forma más clara y sencilla posible para que no dejen a otros interpretar la intención de su voto.
El optimismo en la sociedad, que dio pruebas enormes de valor, solidaridad y responsabilidad en el sismo de septiembre, nos hace anticipar que el de mañana será un proceso exitoso.