Todo parece indicar que la arrolladora participación cívica del primero de julio no dejó ningún mensaje para los tradicionales grupos de presión que operan en Morelos.
Ya fue más que evidente que los actuales diputados no entendieron el sentido de las votaciones y prefieren afrontar las consecuencias que cambiar el rumbo de su actuar, pero grupos como los que conforman transportistas de todo tipo u organizaciones como Antorcha Campesina creen que la sociedad morelense es la misma a la que han provocado una y otra vez con sus protestas.
Quizá acaso por esos oídos sordos al cambio es que amenazan desde sus trincheras con el cierre de calles y carreteras si la autoridad no les concede sus reclamos, la mayor parte egoístas.
Sin embargo, parecen olvidar que los prácticamente únicos afectados serán los ciudadanos que no tienen vela en el entierro, pero que seguramente ya se cansaron de ser el rehén de todo tipo de demandas que termina con la conculcación del derecho al libre paso.
Amenazas como “cerrar todo el estado”, “bloquear la autopista durante las vacaciones” o cualquier en ese sentido chocan contra la nueva realidad política de Morelos, por lo que habrá que ver los resultados que eso trae para quienes promueven tales atentados a la libertad ciudadana.