Los integrantes de los cabildos morelenses pueden jugar una delicada tarea en la recuperación de la institucionalidad o ser cómplices de las reformas constitucionales aprobadas por el Congreso local en beneficio de unos cuantos.
Esa reformas estarán en vigor sí dos tercios de los 33 cabildos las aprueban. Dicha aprobación puede ser activa (que sesione cada cabildo y la vote a favor) o pasiva, si simplemente no la votan en el plazo marcado por la ley y por ese motivo de manera automática esa omisión se convierte en un sí, por un proceso llamado afirmativa ficta.
Lo que se requiere entonces es que cada cabildo sesione y atienda la solicitud legislativa.
No hacerlo es ser parte del mismo mecanismo que aprobó las reformas, o sea, caer en la complicidad. Algo que seguramente tendrá castigo al renovarse los gobiernos y los poderes, para lo cual faltan unas cuantas semanas.