Es bochornoso decir que en Morelos es necesario catear los domicilios de varios ex diputados debido a que se sustrajo el mobiliario de la sede del Congreso, pero la información es real.
De esos niveles es la cleptocracia que gobernó Morelos en los pasados seis años, pero de ese tamaño debería ser la respuesta social a través de las instituciones.
La presunción de que nadie es culpable a menos que se le pruebe lo contrario y la dificultad para reunir los elementos probatorios ha permitido a los saqueadores seguir en libertad, pero los ciudadanos confían en que dentro de poco tiempo uno por uno comiencen a caer en la cárcel, pues es lo menos que merecen.
Por lo pronto, la acción contra los antiguas legisladores debe poner a remojar las barbas de todos aquellos que estuvieron en el ejercicio del poder en el aciago sexenio 2012-2018