La comisionada de atención a víctimas permaneció indiferente a los reclamos de ciudadanos que han acudido a esa instancia por ayuda y han salido con las manos vacías.
Al comparecer ante el Congreso, la funcionaria transexenal se dio el lujo de criticar a otras instancias y quejarse de la falta de presupuesto, pero sin responder nunca a los señalamientos directos del público que acudió a la comparecencia.
Lamentable la actitud de reto que asumió, pero más lamentable que a pesar de las distintas evaluaciones sociales no haya forma de modificar aquello que falla.
Por lo pronto, la ley de auxilio a víctimas es solo una fantasía, a pesar de que fue una necesidad real la que llevó a la creación de un ente que terminó en fábrica de empleos nada más.