Las estancias infantiles que funcionaban con subsidio federal crean fuentes de trabajo y prestan un servicio necesario, que no tienen por qué interrumpir.
Sin embargo, los recursos públicos eran una parte demasiado importante de su operación y no han podido sustituirla con la promoción de sus servicios.
Es indudable que no todos esos centros incurrieron en las anomalías hechas públicas por el gobierno federal.
Sin embargo, todas han recurrido a la protesta política como arma para tratar de volver a la situación anterior, que tanto les favorecía, cuando tienen la opción de recuperar a su clientela ahora que el mismo gobierno federal entregará de manera directa ese subsidio a las interesadas.
Quizá debería de emprenderse una acción paralela y al mismo tiempo que se protesta se mejora la calidad de la atención, para que puedan mejorar su tasa de ocupación y, con ello, sus ingresos.