Los efectos de la austeridad financiera que obligatoriamente vive la Universidad Autónoma del estado de Morelos comenzarán a vivirse este año en las generaciones de jóvenes que aspiran a cursar una carrera universitaria.
La máxima casa de estudios carece de recursos financieros para operar hasta fin de año, lo que ha obligado a congelar o disminuir los espacios disponibles para alumnos de nuevo ingreso, pero también provocará que no se abran aquellas carreras que carezcan de una demanda mínima.
La UAEM logró construir unidades académicas en la mayor parte de la entidad, incluso en algunos de los municipios más alejados de las principales ciudades, lo que posibilitó el acceso a jóvenes que de otra manera estaba condenados a no estudiar una licenciatura.
Sin embargo, esa ventaja amenaza con perderse si las autoridades federales mantiene su actitud de indolencia ante los apuros financieros de esta y otras universidades.
Ojalá que el último trimestre del año Morelos no sea noticia nacional si su más importante universidad se paraliza.
Por lo pronto, en unos años esta situación pasará una elevada factura social.