La situación financiera que las jubilaciones y pensiones crean en la Universidad Autónoma del estado de Morelos se replican en todos los niveles de la administración pública y llevan a la misma respuesta: es necesario que los trabajadores aporten para crear fondos que garanticen el pago sin menoscabar el gasto corriente de las entidades.
Un exceso de populismo y el miedo a perder votos ha impedido encontrar una solución radical al problema, y ahora la nómina de jubilados del sector educativo en Morelos llega ya a las doce mil personas, con lo que económicamente esto implica.
Las soluciones pasan por la aceptación de los trabajadores de la nueva realidad y la necesidad de que las contribuciones para el retiro incrementen su fondo.
Tampoco hay que olvidar que los trabajadores de la iniciativa privada enfrentarán un escenario negativo, pues hoy se sabe que el dinero de las afores no garantiza ni de lejos una jubilación tranquila.
Un solo problema con muchas vertientes pero pocas soluciones viables.