El miércoles, las redes sociales difundieron rápidamente el tema del supuesto deceso de varios reos del penal de Atlacholoaya.
El intento por ser el primero en publicar hizo que se divulgaran versiones tremendistas de un incidente que sí ocurrió, pero lejos de la magnitud que se narraba.
Al final del día La Unión dio a conocer que varios presos del citado penal sufrieron una intoxicación con los gases de un drenaje. Pro no ocurrió –hasta el momento- nada más.
La sociedad morelense –y el país en general- vive atrapada por los rumores que se difunden en las redes sociales, algo que los medios de comunicación debemos combatir, con los métodos de confirmación que ya existen pero que cada vez se aplican menos.
El del miércoles es apenas un ejemplo de la necesidad de frenar las informaciones sin fundamento y de consolidar a los medios de información profesionales en el gusto de quienes navegan por el ancho mundo de internet.