En el gobierno anterior todas las acciones en defensa del medio ambiente fueron una farsa. Incluso el programa de verificación de emisiones tuvo un afán lucrativo pero no de combate a la contaminación,
El cielo gris que frecuentemente tiene Cuernavaca es producto de ese abandono.
Por fortuna, la ciencia puede contribuir a arreglar en un plazo más grave el problema.
Eso no incluye determinar con exactitud la naturaleza y volumen de las fuentes contaminantes.
Por eso ahora se sabe que las emisiones de los motores diésel son las de mayor peligrosidad y por allí debe comenzarse a atacar el problema.
Conocer con exactitud la dimensión del problema es parte de la solución.