Las casetas de peaje existentes en Morelos se han convertido en el blanco de diversos grupos que, sobre todo los fines de semana, se apostan en esos lugares para permitir el paso de todo tipo de vehículos, que no pagan la cuota oficial pero a los que les piden una cooperación variable.
Por fortuna quienes realizan esas acciones no han cerrado el tránsito pero el riesgo de que lo hagan está latente, lo que perjudicaría todas las actividades económicas.
Ayer, vecinos de un poblado de Tlaltizapán cuyo ayudante municipal fue detenido intervinieron la autopista Siglo XXI para exigir su libertad, lo que convirtió en rehenes a los usuarios de ese tramo carretero.
La infraestructura vial de la entidad es vital para los ciudadanos pero tiene la característica que también es el paso para importantes destinos nacionales, por lo que los incidentes que se den en su entorno tienen una enorme repercusión, que quienes se manifiestan en esos lugares no contemplan.
Sin embargo, lo cierto es que acciones de ese tipo dañan la imagen de toda la entidad y deben reflexionarse con amplitud.