En los últimos años, la falta de acciones efectivas permitió que el pago de pensiones de los burócratas de los tres Poderes y de los municipios alcanzara niveles explosivos para las finanzas nacionales.
Ese rubro se come hoy importantes porcentajes del gasto corriente y constituye una pesada carga, aunque los beneficios solo ejercen un derecho ganado con sus años de trabajo, excepto aquellos que en su momento tuvieron de su lado la complicidad de mucha gente que les dio autorizaciones y comprobantes falsos para recibir inmerecidos beneficios que pagamos todos los ciudadanos.
Pero abordar de manera directa el tema ha resultado explosivo por la reacción de los burócratas en activo, que se niegan a contribuir de una manera significativa en un fondo que permita en los siguientes años pagar jubilaciones y pensiones sin problemas.
El momento de abordar el tema de forma oportuna ya pasó. Por eso se requiere de mucha voluntad y de nulas aspiraciones electorales para llevar a buen puerto una reforma que aclare el panorama financiero para los próximos años.