Las lluvias se han dejado sentir con la intensidad que desde hace muchos meses pronosticaron los expertos.
No han sido precipitaciones inesperadas y violentas, por lo que le crecimiento del cauce de los ríos ha sido gradual, lo suficiente como para alertar a la población que vive en los márgenes, a fin de que se ponga a salvo.
Por supuesto, eso no significa que no habrá pérdidas materiales, pero estas se concentrarán en las zonas que de por sí no deberían estar habitadas.
Esperemos que aquellos cuyas viviendas peligran por estar en zonas de deslaves-como en las viejas minas de arena del sur de Cuernavaca- valoren más la vida que el inmueble construido en zona de riesgo, a fin de que no haya nada que lamentar en las últimas semanas de una temporada de lluvias atípica pero no por esa exenta de cuidado.