La batalla contra el alcoholismo parece perdida de antemano si nos atenemos a la permisibilidad que las autoridades de todos los municipios de Morelos ofrecen a todo tipo de expendios de bebidas embriagantes.
Además, el consumo de alcohol por parte de las mujeres se ha normalizado, y los niños tampoco tienen grandes dificultades para tener acceso a ese tipo de productos, que ingieren incluso delante de personas adultas, muchas de las cuales son inductores de ese vicio.
Sin embargo, la salud pública ya resiente la carga de las enfermedades asociadas al alcoholismo, por lo que deben promoverse campañas encaminadas a disuadir a los potenciales consumidores.
Para colmo, el alcohol no solo causa problemas de salud, sino que está asociado a hechos de sangre y percances automovilísticos que cercenan la vida de personas jóvenes o en la flor de su edad productiva, lo que representa un derroche de futuro que Morelos no debería permitirse.