A pesar de la evidente debilidad y desventaja en la que viven quienes habitan en los nuevos municipios indígenas, las reformas electoreras promovidas por el gobierno anterior abrieron la puerta a que más comunidades puedan reclamar su derecho a constituirse en municipios, con todos los problemas que esto acarrea.
Parece que no basta con ver la lucha fraticida que se vive entre Hueyapan y Tetela del Volcán por la definición de sus límites y el reparto de la poca agua disponible. O el mantenimiento de las condiciones de marginalidad en Xoxocotla y Coatetelco.
El gobierno anterior trató de obtener para el entonces partido oficial los votos de las comunidades indígenas, para lo cual llevó a cabo reformas constitucionales que siguen vigentes y abren la puerta a que otras comunidades con población indígena realicen reclamos reivindicatorios.
No cabe duda que la herencia dejada por Graco Ramírez es muy pesada. Y lo peor es que parece perdurar por largo tiempo.