Trabajadores de la educación jubilados han anunciado que volverán a realizar movilizaciones para que se les cumpla varios reclamos que tienen ante las autoridades estatales.
El problema es que amenazan a la sociedad en general al adelantar que sus protestas subirán de tono si no son atendidos.
Ya sabemos lo que eso significa: cierres de calles y carreteras que ahogan la actividad económica y atrapan a decenas, quizá cientos de miles de personas que nada tienen que ver en su conflicto.
Todo lo que plantean es de naturaleza económica y presentado con argumentos sofistas para tratar de justificar lo injustificable. la sociedad, que ha sido solidaria con las grandes movilizaciones del magisterio encaminadas a enfrentar al sindicato que maneja arbitrariamente sus intereses, no merece que la tomen como rehén.
No queda más que apelar al civismo que esos profesores enseñaron en sus días en activo. defender unos derechos que están condicionados a la disponibilidad de dinero no suena a causa justificada en lo que respecta al daño social que eso causaría.