Morelos cuenta con un nuevo y amplio hospital para atender a pacientes graves de covid-19, gracias a la habilitación en tiempo récord del viejo nosocomio propiedad del ISSSTE que durante años permaneció abandonado sobre la avenida Obregón de Cuernavaca.
Ojalá y ese hospital no fuera necesario y sus camas quedaran vacías, pero la necedad de mucha gente que se empeña en arriesgar su vida puede provocar que incluso ese nosocomio sea insuficiente para atender a los enfermos por el coronavirus.
Nuevamente el semáforo sanitario ha sido colocado en rojo, porque no existen las condiciones para abandonar el confinamiento, especialmente por parte de aquellos que no tienen ninguna necesidad de estar en la calle.
Las muestras de irresponsabilidad son -desafortunadamente- demasiado abundantes, sobre todo entre los jóvenes, que no toman medidas preventivas porque no temen al contagio, sin entender que el virus puede no hacerles nada, pero los convierte en peligrosos transmisores cuyas primeras víctimas serán sus seres queridos con alguna enfermedad crónica.
Tenemos hospital nuevo, pero es una lástima que se deba ocupar.