Finalmente la realidad nos ha alcanzado en otras de las acciones nefastas del exgobernador Graco Ramírez. La franquicia del equipo de futbol que jugaba en el estadio “Agustín Coruco Díaz” ha abandonado la entidad para dejar el inmueble como lo que es, un enorme elefante blanco que fue un negocio de cientos de millones de pesos para la familia que gobernó -de alguna forma hay que llamarle a esa acción- en el sexenio anterior.
La decepción de los aficionados al futbol se manifestaba en cada juego, donde las entradas promedio no llegaban a los cuatro mil espectadores.
Es obvio que no la retirada del equipo de segunda división no es una tragedia ni mucho menos, pero constituye un golpe de realidad para aquellos que avalaron a la anterior administración por haber reconstruido -con enormes defectos y carencias- el que fuera mítico estadio de primera división profesional.
Es difícil creer que haya dificultades para encontrar otro equipo que adopte el nombre de Zacatepec más alguna de sus variantes, pero por lo pronto todas las promesas de que esa enorme inversión sirviera para reactivar la economía del lugar donde se ubica seguirán como promesas.