A pesar de los cada vez más frecuentes chovinismos, sobran las pruebas de que la interconexión de nuestras sociedades está lejos de ser solo cultural, como lo demuestra la enorme afectación que provocó el incendio del basurero ilegal que mantiene la alcaldía de Huitzilac y que se ha negado a desaparecer, bajo el argumento de que sirve para atender las necesidades de saneamiento de su municipio.
La geografía de nuestro pequeño territorio impide que las comunidades que componen Morelos se aíslen o aíslen a sus habitantes en una burbuja, porque la realidad se encarga de mostrarnos los puntos de contacto.
Bajo esa premisa de los nexos innegables de todo tipo, quienes aspiran a gobernar nuestros municipios deberían elaborar estrategias mancomunadas para resolver los grandes problemas que un solo ayuntamiento nunca solucionará.
La adecuada disposición de los desechos sólidos es uno de ellos, y no es tan simple como lo quieran presentar. Al menos así lo prueban las consecuencias de una acción encaminada a resolver las necesidades de un municipio, que han terminado por dañar a medio estado.