La reacción de un partido político para tratar de revertir su propio incumplimiento hace ver que esa organización está lejos de estar preparada para gobernar, porque se salta los mecanismos que ha creado la sociedad para dirimir esa clase de controversias y prefiere el choque y el daño a terceros como forma de presión.
No es el primer partido que recurre a esos métodos, lo cual puede ser un indicio para el electorado, que sabrá de antemano a quiénes descartar.
La elección del 6 de junio se antoja muy complicada por motivos multifactoriales como para que los partidos abonen a la crispación.
Todos los alegatos de los partidos y de los candidatos deben ir a los tribunales, cuyos resultados deben ser acatados sin adjetivos, como garantía de que los comicios no servirán para dañar la sociedad.