Ahora que hemos pasado el meridiano de las campañas y se acerca la meta final la estrategia de los partidos y sus candidatos comienza a radicalizarse.
Sin embargo, es necesario hacer todos los esfuerzos necesarios para mantener la serenidad y la civilidad.
Hay demasiados elementos que quieren cargar todo al extremismo y la confrontación, sin entender que con eso perdemos todos.
Estamos en un proceso de renovación de las autoridades electas que tiene una duración definida y que al término del mismo las cosas volverán a su condición normal. No vale la pena destruir mucho de lo que tanto ha constado hacer por enconos que carecen de justificación o que no valen ni lo que cuestan.
La civilidad debe prevalecer, por el bien de todos.