Aunque aún quedan algunas semanas en los cuales se puede convocar a al menos un periodo extraordinario de sesiones, de manera formal el Congreso local cierra su ciclo político.
A su debido tiempo se hará el balance final, que puede ser modificado a favor o en contra en ese espacio que resta para volver a sesionar.
Los legisladores salientes tienen ante sí la posibilidad de aligerar sus pasivos y salir airosos de varios de los retos que se les presentaron.
Quienes serán sus sucesores tienen aún un amplio espacio de reflexión para prepararse para asumir sus funciones pero también para marcar un rumbo más adecuado.
Ya son dos legislaturas donde las ambiciones electorales de sus integrantes se han visto frustradas -salvo excepciones- por el duro juicio de los votantes.
Un ciclo que no tiene forzosamente que continuar, pero que dependerá, como ya se vio, del trabajo que se realice a lo largo de los próximos años.