Aunque finalmente la entidad logró permanecer en semáforo amarillo hasta el 22 de agosto, las condiciones para evitar caer a semáforo naranja o rojo son adversas, ya que los índices que se utilizan para tomar esa decisión son demasiado elevados.
De hecho, apenas cuatro puntos nos separaron del color naranja, en un equilibrio muy frágil que en cualquier momento se puede romper, lo que nos obligaría a regresar a niveles de confinamiento que dañarían la de por sí lastimada economía.
Por supuesto, volver a confinarse es una condición para salvar vidas, pero también la pérdida del empleo y de los ingresos es un factor que perjudica la salud de las víctimas.
Aquí no hay dilemas irresolubles: lo que se requiere es salvar vidas y salvar los empleos y la permanencia de las empresas y todo se puede hacer sí se adoptan las medidas sanitarias adecuadas, que ni siquiera son difíciles de asimilar, porque consisten en usar cubrebocas en lugares públicos y lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón.
Así de simple.