Finalmente se ha desmentido que ocurriera en Morelos un caso de rabia canina, una versión que fue difundida ampliamente.
Quizá por la lentitud del procedimiento, pero la excesiva cautela de las autoridades sanitarias permitió que el rumor -del que La Unión de Morelos no se hizo eco- circulara irresponsablemente por demasiado tiempo.
Por fortuna, el animal enfermo no padeció la terrible enfermedad, que si no es tratada oportunamente provoca la muerte, pero el caso permitirá sensibilizar acerca de lo necesario que resulta no descuidar ningún procedimiento preventivo para evitar afectaciones a la salud pública.
Eso implica rescatar las campañas de vacunación -no solo en humanos- que fueron afectadas por la pandemia, para prevenir males mayores.